México, reconocido por su elevada actividad sísmica, se encuentra en una ubicación geológica particularmente propensa a los terremotos. Esta propensión se debe a la posición del país en la Placa Norteamericana, limitada por las placas de Cocos, Rivera y del Pacífico. Estadísticas indican que México experimenta más de 90 sismos anualmente con magnitudes superiores a 4 grados en la escala de Richter. El Servicio Sismológico Nacional (SSN), una dependencia del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), juega un papel crucial en el monitoreo de esta actividad sísmica. Proporciona información detallada sobre cada sismo, incluyendo magnitud, ubicación, tiempo e intensidad, y colabora con el SASMEX en la emisión de alertas sísmicas a dispositivos móviles.

Las áreas de mayor riesgo sísmico en México se encuentran principalmente a lo largo de la costa del Pacífico. Esta región es parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las zonas sísmicas más activas del planeta. Los estados más afectados por esta actividad, donde los sismos pueden causar daños significativos a infraestructuras y comunidades, incluyen Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán, así como la Ciudad de México, Veracruz, entre otros.

En respuesta a estos riesgos, es fundamental que los residentes en estas áreas estén preparados para un sismo. Una herramienta clave en esta preparación es la mochila de emergencia, un kit que contiene artículos esenciales para sobrevivir y mantenerse seguro durante y después de un terremoto. Los elementos recomendados para incluir en esta mochila son:

1. Agua y comida no perecedera: Suficiente para al menos 72 horas.

2. Luz de emergencia: Linterna y pilas adicionales o luces químicas.

3. Kit de primeros auxilios: Incluyendo medicamentos básicos y artículos de curación.

4. Documentos importantes: Copias de documentos personales (identificación, actas, seguros).

5. Artículos de higiene personal: Incluyendo toallitas húmedas y desinfectante de manos.

6. Ropa y calzado adecuado: Cambio de ropa y calzado resistente.

7. Silbato de emergencia: Para señalizar ayuda.

8. Cobija o saco de dormir: Para mantener el calor.

9. Cargador portátil para teléfono: Asegurarse de que esté cargado.

10. Dinero en efectivo: En caso de fallos en los sistemas electrónicos.

Esta preparación es crucial no solo para la seguridad personal y familiar, sino también para facilitar las labores de rescate y asistencia en situaciones de emergencia. La conciencia y preparación colectiva son fundamentales para minimizar los impactos de los desastres naturales en México.