El reciente informe presentado por el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, revela una alarmante escalada de violencia en Haití, marcando enero de 2024 como el mes más violento en dos años. Este incremento en la violencia ha llevado a una profundización de la ya grave crisis humanitaria en el país caribeño, afectando desproporcionadamente a la población civil.

Durante enero de 2024, Haití experimentó un aumento sin precedentes en la violencia de pandillas, resultando en al menos 806 personas, ajenas a los conflictos armados, siendo asesinadas, heridas, o secuestradas en la capital, Puerto Príncipe, y otras ciudades. Esta cifra supera en más de tres veces los incidentes registrados en enero de 2023, con un total de 1,108 personas afectadas, incluyendo aproximadamente 300 pandilleros.

La violencia no se limita a confrontaciones armadas; las pandillas han utilizado la violencia sexual contra mujeres y niñas como arma de guerra, exacerbando el terror entre la población mediante la distribución de imágenes espantosas en redes sociales. Además, el impacto de esta violencia en los niños es particularmente alarmante, con reportes de menores siendo ejecutados por su presunta afiliación con grupos rivales.

La situación se complica aún más con la emergencia de protestas callejeras y disturbios civiles en al menos 24 ciudades del país, impulsados por el descontento popular ante la falta de acción del primer ministro Ariel Henry en convocar nuevas elecciones. Estas manifestaciones, en ocasiones violentas, han llevado al cierre de escuelas, servicios públicos y negocios locales, dificultando aún más el acceso a servicios esenciales y la distribución de ayuda humanitaria.

Frente a este escenario crítico, el alto comisionado Türk ha enfatizado la urgencia de desplegar la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití, liderada por un contingente de 1,000 efectivos de Kenia. Aunque aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, su implementación enfrenta obstáculos legales que retrasan su activación. Este esfuerzo busca no solo restaurar la seguridad sino también abordar las causas subyacentes de la crisis.

La nueva ola de violencia no solo tiene repercusiones en la seguridad y el orden público sino también en la economía haitiana. La extorsión y los bloqueos de carreteras han contribuido a una alta inflación, dejando a millones de personas sin acceso a productos básicos. La inseguridad alimentaria se agrava, con más de 313,000 personas desplazadas de sus hogares en búsqueda de seguridad.

La situación en Haití es un recordatorio crítico de la interconexión entre seguridad, estabilidad política, y desarrollo socioeconómico. Mientras que el despliegue de la misión de seguridad es crucial, como señala Türk, la estabilidad a largo plazo solo se alcanzará mediante el abordaje integral de las raíces de la crisis: pobreza, discriminación social y económica, y corrupción.

Este informe subraya la necesidad urgente de una acción coordinada y comprometida tanto a nivel nacional como internacional para brindar al pueblo haitiano el apoyo necesario para superar esta crisis multifacética y avanzar hacia un futuro más seguro y próspero.