En un día marcado por el clamor y el descontento, México se encuentra paralizado en diversos puntos de su geografía. Organizaciones de transportistas de carga, cansadas de la creciente inseguridad y violencia en las carreteras, han dado un giro dramático a la situación nacional con un paro de labores y el bloqueo de carreteras clave en todo el país.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno mexicano, que recientemente anunció un acuerdo con la Federación Mexicoamericana de Transportistas (Fematrac) para abordar esta problemática, parece que las medidas propuestas no han sido suficientes para aplacar las inquietudes de los transportistas. Este acuerdo, que incluía la coordinación en seguridad en carreteras, atención administrativa y enlace con autoridades estatales y municipales, ha quedado en entredicho ante la magnitud de las protestas.

La Alianza Mexicana de Transportistas (Amtac) y otras organizaciones, incluida la propia Fematrac, han salido a las calles este lunes, exigiendo una mayor presencia de elementos de seguridad en todas las vías del país. Las cifras son alarmantes: el robo en carreteras cuesta más de 7.000 millones de pesos al año a la industria, afectando principalmente a estados como México, Puebla, Guanajuato, Michoacán y Jalisco.

En un despliegue de protesta que abarca desde el norte hasta el sur del país, los transportistas han colocado mantas con mensajes conmovedores y desesperados: “Pedimos seguridad en carreteras”, “Déjame regresar a casa, mi familia me espera”, “Ya no más choferes caídos, solo salimos en busca del sustento de cada día”. Estas consignas reflejan no solo un pedido de seguridad sino también el miedo y la incertidumbre que enfrentan diariamente estos trabajadores.

La situación es crítica en varios estados. En Chiapas, transportistas de pasajeros se unieron a la manifestación, subrayando que los conflictos con criminales se han intensificado en localidades cercanas a la frontera con Guatemala. Mientras tanto, en Chilpancingo, capital de Guerrero, el transporte público se ha visto paralizado tras un ataque armado que dejó un saldo trágico de muertes y destrucción.

En Chihuahua, los bloqueos afectaron a la carretera federal 45, una arteria vital para el comercio y las exportaciones del país. Jaime Gómez González, delegado de la Antac en el estado, expresó que aunque en Chihuahua no se han registrado muchos hechos violentos, la situación ha escalado a un nivel récord, generando un miedo palpable entre los choferes, especialmente hacia el sur del país.

Este escenario plantea serios desafíos para el gobierno mexicano. No solo se enfrenta a la necesidad urgente de reforzar la seguridad en las carreteras, sino también a la tarea de restaurar la confianza entre los transportistas, quienes son esenciales para mantener en movimiento la economía del país. La solución requerirá de un enfoque integral que no solo aborde las preocupaciones inmediatas de seguridad, sino que también considere las causas subyacentes de la violencia y el crimen en estas regiones.

Mientras tanto, las carreteras de México se mantienen en un estado de incertidumbre, con mantas que ondean al viento llevando mensajes de quienes solo buscan trabajar en paz y regresar a sus hogares sin temor. La esperanza recae en que este llamado de atención genere las acciones necesarias para garantizar la seguridad y el bienestar no solo de los transportistas, sino de todos los ciudadanos que transitan por estas vías.