La comunidad en Colombia inició su jornada con un sobresalto cuando el Servicio Geológico Colombiano reportó un temblor a primera hora del 20 de enero de 2024. El movimiento telúrico, con una intensidad de 3.3 grados, tuvo su epicentro en el municipio de Murindó, Antioquia. A pesar de su magnitud relativamente baja, el sismo fue percibido en varios departamentos debido a su naturaleza superficial, es decir, se produjo a menos de 30 kilómetros de profundidad.

El sismo tuvo lugar específicamente a 8 kilómetros del casco urbano de Murindó, ubicado en la región de Urabá, y despertó a muchos ciudadanos a las 6:56 de la mañana. La agitación se sintió no solo en Antioquia, sino también en regiones vecinas como el Chocó y el noroccidente del país. Afortunadamente, las autoridades no han reportado hasta el momento daños materiales significativos o víctimas debido al evento sísmico.

Mientras la población aún asimilaba el temblor, las autoridades en Nariño tomaron medidas preventivas ante la posible llegada de José Adolfo Macías Villamar, alias 'Fito', un narcotraficante prófugo. Esta operación de seguridad subraya la vigilancia y el compromiso de las autoridades para garantizar la tranquilidad y la seguridad en la región.

Este tipo de eventos nos recuerda la importancia de estar preparados y mantener la calma durante situaciones inesperadas. La naturaleza puede ser impredecible, pero la solidaridad y la respuesta rápida de la comunidad y las autoridades pueden marcar la diferencia. Además, en tiempos de incertidumbre, la cooperación y la información son claves para mantener un ambiente seguro y tranquilo.

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