El tema del salario mínimo siempre genera amplios debates y análisis. En esta ocasión, nos sumergimos en un estudio profundo realizado por Picodi Argentina, que pone en perspectiva las tasas de salario mínimo en 67 países, centrándose en la capacidad de dichos salarios para cubrir las necesidades básicas de alimentación.

El estudio de Picodi Argentina destaca que, de los 67 países examinados, 58 han visto cambios en sus tasas de salario mínimo respecto a enero de 2023. Mientras Francia, Alemania y Ecuador experimentaron modestos incrementos, otros como España, Perú y Vietnam mantuvieron o no decidieron sobre sus salarios mínimos. En este contexto, Argentina sobresale, ubicándose en la primera posición con un salario mínimo neto de 129.480 pesos desde diciembre de 2023, marcando un incremento del 138,4% respecto al inicio del año.

Para medir el impacto real del salario mínimo en la vida cotidiana, el estudio introduce el concepto de 'canasta de supervivencia'. Esta canasta, compuesta por productos esenciales como pan, leche, huevos, arroz, queso, carne, frutas y verduras, busca representar las necesidades nutricionales mínimas mensuales de un adulto promedio. Al comienzo de 2024, el costo de esta canasta en Argentina alcanzó los 32.611 pesos, un 176,72% más que el año anterior, consumiendo el 25,2% del salario mínimo neto. Esta cifra resalta una cruda realidad: el incremento del salario mínimo no ha logrado contrarrestar el aumento en los precios de los alimentos, dejando a los trabajadores en una situación no mejorada.

El estudio no se limita a Argentina, sino que presenta una comparativa internacional, poniendo el salario mínimo de diferentes países frente al costo de la misma canasta de supervivencia. Mientras que en países como el Reino Unido, Irlanda, Holanda, Australia, Luxemburgo y Nueva Zelanda, la canasta representa menos del 10% del salario mínimo, Argentina se sitúa en el puesto 39 de 67, con su canasta consumiendo un 25,2% del salario mínimo. La situación es aún más crítica en países como Kazajistán, India, Vietnam, Armenia y Nigeria, donde la canasta de supervivencia absorbe una porción significativamente mayor del salario mínimo.

El rigor metodológico es clave en este tipo de estudios. En este caso, las tasas de salario mínimo se compararon con datos oficiales y actualizados, excluyendo países donde los salarios mínimos son negociados por sindicatos o no existen legalmente. Las cantidades netas fueron obtenidas mediante calculadoras salariales locales, y la canasta alimentaria se basó en recomendaciones ministeriales. Los precios de los productos provienen de numbeo.com, y las conversiones monetarias se realizaron con el tipo de cambio promedio de Google Finance.

Este análisis pone en evidencia la disparidad global en cuanto a la capacidad del salario mínimo para cubrir necesidades básicas. Mientras algunos países ofrecen un margen cómodo, otros dejan a sus ciudadanos lidiando con la dura realidad de precios que superan sus ingresos mínimos. La situación en Argentina, aunque mejor que en algunos países, sigue siendo un llamado de atención sobre la necesidad de políticas que no solo eleven los números en papel, sino que efectivamente mejoren la calidad de vida de los trabajadores.