El panorama económico de Perú en 2023 enfrentó desafíos significativos, marcando un hito no visto en más de tres décadas. La economía nacional experimentó un retroceso del -0,55%, según revela el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Este descenso, el primero desde 1992 si se excluye el período afectado por la pandemia, resalta la vulnerabilidad de la economía frente a eventos extremos como el fenómeno El Niño, que ya había impactado de forma similar en el pasado.

La contracción económica se sintió con mayor intensidad en seis sectores claves: manufactura, construcción, sector financiero, telecomunicaciones, agropecuario y pesca, siendo este último el más golpeado con una alarmante caída del -19,75%. La manufactura, a pesar de no registrar el mayor porcentaje de caída, tiene el impacto más significativo en el Producto Bruto Interno (PBI) del país. Este sector sufrió un declive del -6,65%, influenciado principalmente por la disminución en la elaboración y conservación de productos pesqueros, así como una notable baja del -8,1% en la manufactura no primaria, que incluye bienes de mayor valor agregado.

La pesca, especialmente la marítima, vio una reducción del -21,78% debido a una menor extracción de especies destinadas a la industria, con la captura de anchoveta disminuyendo en más de la mitad (-50,67%) en comparación con el año previo. Este sector es crucial tanto para el consumo humano indirecto como para la industria, lo que subraya la gravedad de su retroceso.

En contraste, varios sectores experimentaron crecimientos que ayudaron a mitigar el impacto negativo en la economía. Entre ellos, la minería e hidrocarburos resaltan con un incremento del 8,21%, seguidos por comercio, transporte, alojamiento y restaurantes, servicios, electricidad, administración pública y otros servicios. Estos avances son cruciales para entender la dinámica económica del país y destacan la importancia de la diversificación sectorial para la estabilidad económica general.

El informe también revela una leve mejora en la tasa de formalidad laboral, que aumentó del 26% al 28,9%. Sin embargo, la informalidad sigue siendo predominante, abarcando el 71,1% del mercado laboral. Este fenómeno se concentra especialmente en pequeñas empresas y en sectores como agricultura, pesca y minería, evidenciando una necesidad urgente de políticas que promuevan la formalización laboral y el desarrollo sostenible de estos sectores críticos.

La economía peruana de 2023 nos muestra un escenario mixto, donde el impacto negativo de ciertos sectores contrasta con el crecimiento de otros. La clave para una recuperación robusta y sostenible radica en la capacidad del país para adaptarse a los desafíos, diversificar su economía y mejorar la formalidad en el mercado laboral. A pesar de los obstáculos enfrentados, la resiliencia de algunos sectores ofrece una visión de esperanza y la posibilidad de un futuro más prometedor.