En el escenario contemporáneo, marcado por la omnipresencia de la tecnología, científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) han aportado una mirada reflexiva sobre la interacción de los niños con el mundo digital. Sus recomendaciones subrayan la importancia de una relación constructiva y no alienante con la tecnología, enfatizando que, aunque las herramientas digitales han transformado las dinámicas de aprendizaje y entretenimiento, su uso debe ser medido y consciente.

Olga Peralta, psicóloga del CONICET especializada en la interacción entre adultos y niños a través de medios impresos y digitales, compara la evolución cultural de las generaciones, destacando que, así como los libros marcaron las generaciones pasadas, la tecnología define la infancia actual. No obstante, advierte sobre la necesidad de guiar a los niños para que se apropien de la tecnología de manera constructiva, evitando que esta se convierta en un elemento alienante.

Siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría, Peralta señala que el uso cotidiano de pantallas no es recomendable en niños menores de dos años. A partir de los 24 meses, se sugiere que el uso de la pantalla sea una actividad compartida con un adulto, reforzando la idea de que ninguna pantalla interactiva puede reemplazar la riqueza de la interacción humana directa.

El informe "Infancia y pantallas: un estudio sobre tenencia, hábitos y percepción en el uso de tecnologías en una muestra de hogares", elaborado por Peralta junto a otras científicas, revela que la mayoría de los niños utilizan dispositivos móviles principalmente para ver videos y jugar. El uso de aplicaciones, la visualización de televisión y la lectura constituyen una porción menor del tiempo de pantalla.

Sergio Terrasa, también investigador del CONICET, destaca que la percepción sobre el uso de pantallas está evolucionando hacia una postura más neutral, reconociendo tanto sus riesgos como sus beneficios. Este cambio de perspectiva está llevando a los profesionales de la salud a adoptar recomendaciones más flexibles. Aunque la evidencia científica es limitada, Terrasa aboga por una postura que evalúe críticamente el tipo de contenido al que están expuestos los niños, el grado de interacción que tienen con él, y la calidad de supervisión y reflexión que se promueve en el hogar.

Terrasa también llama la atención sobre una creciente brecha tecnológica, donde el acceso desigual a la tecnología está creando divisiones marcadas entre los niños. Este fenómeno plantea desafíos adicionales y subraya la importancia de políticas y estrategias inclusivas que garanticen que todos los niños puedan beneficiarse de los aspectos positivos de la tecnología.

La relación de los niños con la tecnología es un tema complejo y multifacético. Los expertos del CONICET subrayan la necesidad de un enfoque equilibrado y consciente, donde la tecnología sirva como una herramienta para enriquecer la educación y el desarrollo, sin reemplazar las valiosas interacciones humanas y experiencias concretas. En este contexto dinámico, la guía de los adultos y una reflexión continua sobre los hábitos digitales emergen como pilares fundamentales para cultivar una relación saludable entre los niños y la tecnología.