En el corazón de Colombia, encontramos a Estela Goldstein de Coifman, una mujer que personifica la resistencia y la memoria de una de las páginas más oscuras de la historia humana: el Holocausto Nazi. Hija de sobrevivientes, Estela lidera la Fundación Zajor en Colombia, dedicada a mantener viva la memoria del Holocausto entre la comunidad judía del país. A pesar de la tendencia al silencio entre muchos de los cinco mil judíos en Colombia, Estela sostiene firmemente que el recuerdo es un salvavidas contra el olvido de tales atrocidades.

La reciente decisión del gobierno alemán y sus aliados de indemnizar a los supervivientes del Holocausto ha reabierto heridas antiguas. La Comisión del Fondo Suizo para las Víctimas Necesitadas del Holocausto, con sede en Jerusalén, enfrenta el desafío de identificar a los sobrevivientes, lo que implica revivir recuerdos de una crueldad inimaginable. Aunque muchas empresas que se beneficiaron del régimen nazi ahora contribuyen al fondo, los sobrevivientes deben enfrentar la humillación de declararse “necesitados” para recibir la compensación.

Muchos sobrevivientes, como un judío rumano que perdió a su familia y tuvo que realizar trabajos inhumanos en su juventud, se niegan a aceptar cualquier compensación de Alemania, argumentando que no hay dinero que pueda pagar los horrores cometidos. Otros, sin embargo, necesitan la ayuda y han iniciado los trámites para recibirla. Este dilema moral pone de manifiesto la complejidad de la reparación y el reconocimiento del sufrimiento pasado.

La historia de una mujer, que sobrevivió a la masacre de su aldea y a años de trabajos forzados, ilustra la tragedia personal que muchos vivieron. Junto con su familia, sufrió una caminata extenuante hacia Ucrania y años de trabajos forzados, perdiendo seres queridos en el camino. Ella y su esposo, Don Tulio, también un superviviente, llegaron a Colombia en busca de una nueva vida, llevando consigo las cicatrices de su pasado.

La iniciativa de indemnización ha sido bien recibida por algunos, como Abraham Menashe Fefer, presidente del Centro Israelita de Colombia, quien ve en ella un reconocimiento del daño causado. Sin embargo, no todos los solicitantes han sobrevivido para ver este momento, y algunos, como Jonás Goldstein, padre de Estela, rechazaron cualquier ayuda, manteniendo una postura de dignidad y autosuficiencia.

Este relato nos lleva a una reflexión profunda sobre el Holocausto y su legado. La historia de Estela y su familia en Colombia es un recordatorio de la resiliencia humana frente a la adversidad extrema y la importancia de recordar la historia para evitar su repetición. Estela, en su búsqueda por mantener viva la memoria de los suyos, demuestra que la historia del Holocausto no es solo una de tragedia, sino también de supervivencia, fortaleza y la persistencia de la esperanza.