En un movimiento estratégico para realinear y potencializar la eficiencia de sus recursos de protección ambiental, el gobierno de Haití ha iniciado una serie de acciones decididas hacia la reestructuración de la Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas (BSAP). Este grupo, que originalmente emergió como una guardia forestal modesta, ha evolucionado con el tiempo hasta transformarse en una entidad de envergadura considerable, integrada por efectivos bien equipados. Sin embargo, este crecimiento también ha traído consigo una serie de complicaciones y desafíos.

En un esfuerzo por retomar el control y direccionar adecuadamente las actividades de la BSAP, el gobierno ha derogado la Orden del 10 de mayo de 2017, que posicionaba a Jeantel Joseph como Director General de la Agencia Nacional de Áreas Protegidas (ANAP), organismo autónomo subordinado al Ministerio de Medio Ambiente. A su vez, se ha instaurado una comisión técnica dedicada a la reestructuración meticulosa de esta entidad. Según informaciones difundidas por el diario Le Moniteur, estas acciones responden a una necesidad imperiosa de reformar y optimizar la operatividad de la ANAP y, por extensión, de la BSAP, asegurando así su alineación con los objetivos y responsabilidades originarios.

La evolución de la BSAP a lo largo de los años es notable. Desde un modesto contingente de 100 agentes en 2018, se reporta un crecimiento sustancial hasta alcanzar, extraoficialmente, una cifra de cuatro mil miembros en la actualidad. Este aumento no solo refleja una expansión en términos numéricos, sino también un desplazamiento en el espectro de actividades y funciones que este cuerpo asume. Inicialmente dedicada a la protección de la flora y fauna haitiana, la BSAP parece haber traspasado los límites de su mandato original, involucrándose en dinámicas y esferas que sobrepasan la protección ambiental, especialmente en el ámbito político.

El gobierno haitiano enfrenta ahora el desafío de desentrañar y comprender plenamente la estructura actual de la BSAP. Esto incluye no solo determinar la cifra exacta de efectivos, sino también clarificar las fuentes de financiamiento y entender cómo estos efectivos están distribuidos a lo largo del territorio nacional, incluso en áreas que no están designadas como protegidas. La BSAP se caracteriza por su diversidad interna, con fracciones del cuerpo asignadas a distintas funciones, desde la seguridad directa del Ministerio de Medio Ambiente hasta la protección de zonas específicas, pasando por segmentos que parecen operar con una autonomía considerable, frecuentemente alineados con intereses políticos específicos.

Este último grupo, a menudo descrito como "electrones libres", ha generado particular preocupación, no solo por su aparente desvinculación de las misiones centrales de la BSAP, sino también por las tensiones que su existencia y operaciones pueden generar dentro del tejido social y político de Haití.

En este contexto de reevaluación y reestructuración, emerge una oportunidad para el gobierno de Haití de realinear la BSAP con sus propósitos fundacionales, asegurando que su contribución a la protección del patrimonio natural del país sea no solo efectiva, sino también sostenible y respetuosa con el marco legal y social en el que se inscribe. Este proceso, aunque complejo, es crucial para garantizar que la labor de la BSAP se desarrolle en armonía con los principios de protección ambiental, integridad institucional y estabilidad política, pilares fundamentales para el avance y bienestar de la nación haitiana.