En una sorprendente vuelta de eventos, dos de las economías más grandes y desarrolladas del mundo, integrantes del prestigioso grupo del G-7, han caído en recesión. Nos referimos a Reino Unido y Japón, dos países que, pese a sus esfuerzos y las promesas de sus gobernantes, no logran recuperarse del impacto económico dejado por la pandemia del Covid-19. Este tropiezo económico llega en un momento crítico, con elecciones generales en el horizonte para ambos países, poniendo en juego más que solo su estabilidad financiera.

El Reino Unido se enfrenta a una recesión técnica, definida por dos trimestres consecutivos de caída en la actividad económica, según el Organismo Nacional de Estadísticas (ONS). Esta situación marca la primera recesión desde la crisis financiera de 2009, y aunque hubo un breve repunte económico después de la pandemia, la inflación se ha mantenido obstinadamente alta. Las medidas adoptadas por el actual primer ministro, Rishi Sunak, incluyendo el incremento de las tasas de interés, solo han logrado reducir parcialmente la inflación, estancándose en un 4%, lejos del objetivo del 2% anual. Además, el Brexit ha complicado aún más la situación, afectando el comercio y la producción, y elevando los costos de vida y energía.

Del otro lado del mundo, Japón experimenta una situación similar. Con dos trimestres consecutivos de caída en su PBI, el gigante asiático enfrenta el desafío de revitalizar su economía en un contexto de inflación creciente y retirada de subsidios gubernamentales al gas y la electricidad. El gobierno de Fumio Kishida, del Partido Liberal Democrático, se ve presionado por la necesidad de generar crecimiento económico ante el riesgo de perder el poder en las próximas elecciones.

En contraste, Alemania emerge como el beneficiario indirecto de estos desafíos económicos globales, escalando al tercer puesto de las economías más grandes del mundo, detrás de Estados Unidos y China. Este avance se atribuye, en parte, a la devaluación del yen japonés y a los persistentes problemas económicos en Reino Unido y Japón, ofreciendo a Alemania una oportunidad de destacarse en el escenario económico global.

La situación de Reino Unido y Japón pone de relieve las dificultades de recuperación económica post-pandemia, con la inflación como un desafío persistente que afecta no solo a las economías nacionales, sino también a la estabilidad política. Mientras tanto, Alemania aprovecha la oportunidad para solidificar su posición como potencia económica, beneficiándose de las circunstancias adversas de sus competidores.

Estos eventos subrayan la interconexión de las economías globales y la importancia de políticas económicas eficaces para navegar en tiempos inciertos. Con el mundo observando, Reino Unido y Japón se encuentran en una carrera contra el tiempo para revertir sus fortunas económicas antes de que las urnas dicten su veredicto.