En un reciente análisis, la calificadora Moody's arroja luz sobre la trayectoria económica de México, proyectando un crecimiento del 2.3% para el año 2024. Esta cifra, aunque positiva, marca una desaceleración con respecto al más robusto 3.5% anticipado para 2023. Moody's Investor Service indica que esta ralentización se debe principalmente al ajuste retardado de la política monetaria y a una desaceleración paralela en la economía de Estados Unidos. 

Un aspecto destacado del informe es el reconocimiento de México como beneficiario del fenómeno de relocalización de cadenas productivas, conocido como 'nearshoring'. Esta tendencia, que ha ganado impulso en el contexto actual de reconfiguración global de la producción, representa una oportunidad significativa para México. Sin embargo, la agencia advierte sobre ciertas sombras que podrían entorpecer este panorama optimista, particularmente en lo que respecta a la infraestructura. Las capacidades generales y las específicas del sector energético son señaladas como puntos de atención crítica. 

El informe pone de manifiesto una preocupación particular en el sector energético, indicando que solo un 24% de la producción energética mexicana proviene de fuentes renovables. Esta cifra contrasta con las de otros países de la región como Argentina (36%) y Brasil (88%), planteando interrogantes sobre la sostenibilidad y la competitividad energética de México a largo plazo.

Moody's también llama la atención sobre el "ruido político" y el incremento de los riesgos fiscales, aspectos que han contribuido a ampliar la brecha entre los intereses y los ingresos públicos en el país. A pesar de los esfuerzos por la consolidación fiscal, la agencia advierte que estos no serán suficientes para estabilizar los niveles de deuda en el corto plazo, destacando que la rigidez en las estructuras de gasto limita severamente la capacidad del país para recortar gastos y lograr la estabilidad fiscal necesaria.

Contrastando con esta visión, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene una perspectiva más optimista, anticipando un crecimiento del 3.5% tanto para 2023 como para 2024. Esta diferencia en las proyecciones resalta la complejidad y la naturaleza multifacética de prever trayectorias económicas en un contexto global incierto y en constante evolución.

La situación quedará más clara con la publicación de la primera estimación oportuna del crecimiento del producto interior bruto (PIB) de México por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el 30 de enero, que ofrecerá una visión actualizada de la salud económica del país. Hasta el tercer trimestre de 2023, México ha experimentado un crecimiento anual acumulado del 3.4%, lo que señala un panorama de crecimiento continuo, aunque a una tasa que podría no cumplir con las expectativas más optimistas.

mientras México navega en estas aguas económicas, el equilibrio entre las oportunidades emergentes, como el nearshoring, y los desafíos persistentes, como la infraestructura energética y la estabilidad fiscal, será crucial para determinar su rumbo económico en el futuro próximo.