Machu Picchu, el icónico destino turístico del Perú, enfrenta una grave crisis. Tito García, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Turismo del Perú (Canatur), ha alertado sobre las consecuencias económicas y de imagen del país debido al paro indefinido en Machu Picchu Pueblo. Esta situación ha llevado a una pérdida diaria estimada en 8 millones de soles para el Perú, con Machu Picchu perdiendo más de 1 millón de soles cada día. 

El turismo es un pilar fundamental para la economía de la región de Cusco, y particularmente para Machu Picchu. García resalta que aproximadamente 120,000 personas en Cusco dependen directamente del turismo. Los turistas extranjeros suelen permanecer entre 10 y 15 días en el país, gastando entre 15,000 y 18,000 dólares en su estadía. Además, los microempresarios, quienes conforman el 92% del turismo en Cusco, como transportistas y artesanos, se ven severamente afectados.

García menciona que Estados Unidos ha emitido un "Warning" o advertencia a sus ciudadanos para que reconsideren su visita a Machu Picchu debido a las protestas. Se anticipa que otros países como Francia y Gran Bretaña podrían emitir advertencias similares. Esta situación podría agravar aún más el impacto económico en la región, ya que disuade a potenciales turistas de visitar.

Canatur ha hecho un llamado urgente a la presidenta Dina Boluarte para salvaguardar la integridad física de los turistas, tanto nacionales como extranjeros, que visitan Machu Picchu. También se busca proteger a los trabajadores de diversas áreas del turismo como hotelería, gastronomía, artesanía y guiado. Canatur enfatiza la necesidad de restablecer el orden público y la aplicación de la ley en el Santuario Histórico de Machu Picchu. 

La situación en Machu Picchu es una muestra clara de cómo conflictos locales pueden tener un impacto significativo en la economía y la imagen de un país a nivel internacional. Las protestas y paralizaciones no solo afectan directamente a los habitantes y trabajadores de la región, sino que también tienen un efecto dominó en la percepción global de la seguridad y estabilidad del destino. El llamado de Canatur a la presidenta Boluarte subraya la urgencia de una solución que no solo atienda el conflicto inmediato, sino que también busque medidas para prevenir situaciones similares en el futuro.

En este contexto, se pone de manifiesto la importancia de la gestión de crisis y la diplomacia turística. La capacidad de un país para manejar situaciones adversas y comunicar eficazmente tanto a nivel interno como externo es crucial para mantener la confianza de los turistas y los inversores en el sector turístico. La respuesta del gobierno peruano y de los actores involucrados en esta crisis será determinante para el futuro de Machu Picchu como destino turístico de renombre mundial.