En los últimos días, España ha sido escenario de una serie de movilizaciones sin precedentes por parte de agricultores y ganaderos bajo el lema "El campo se muere". Esta situación crítica se debe a una combinación de factores económicos, regulatorios y de mercado que han llevado al sector agrario a una encrucijada. Desde el viernes pasado, las carreteras y ciudades se han visto afectadas por cortes y protestas, paralizando partes significativas del país y poniendo en jaque la distribución de mercancías.

Los agricultores y ganaderos argumentan que los precios a los que venden sus productos son inferiores a los costos de producción. A esto se suma la competencia de productos importados de fuera de la Unión Europea, que, según los manifestantes, no cumplen con los mismos estándares regulatorios exigidos a los productores locales. La burocracia, otro punto de fricción, consume tiempo valioso que podría dedicarse a labores productivas, generando una barrera adicional para el sector.

Este fin de semana, se espera que las protestas escalen con planes para sitiar la capital, Madrid, coincidiendo con eventos de gran visibilidad como la entrega de los Premios Goya. Este acto simbólico busca llamar la atención sobre las demandas del sector y sus preocupaciones sobre el acuerdo con el Mercosur y las políticas agrícolas comunes de la UE, que perciben como insuficientes o contraproducentes para sus intereses.

Además, en Barcelona, la situación alcanzó un punto crítico el miércoles pasado cuando aproximadamente dos mil tractores bloquearon importantes arterias de la ciudad, demostrando la disposición del sector a llevar su protesta a las puertas del poder legislativo.

El Ministerio de Agricultura señala que, a pesar de un crecimiento notable en la renta agraria y un saldo comercial favorable, las realidades del sector son heterogéneas y complejas. Mientras España se destaca como una potencia agroalimentaria, las políticas actuales parecen no abordar adecuadamente las variadas circunstancias y desafíos que enfrentan agricultores y ganaderos.

La protesta no es solo una reacción a las condiciones actuales sino también un llamado a reconsiderar la Agenda 2030 y las políticas que afectan directamente al sector primario. Los organizadores, a través de plataformas como la Plataforma 6F, buscan un diálogo que conduzca a cambios concretos y a una revisión de las regulaciones que, en su opinión, penalizan injustamente a los productores locales frente a las importaciones.

Estas movilizaciones destacan no solo el ingenio y la determinación de los agricultores y ganaderos en su forma de protestar, sino también el profundo descontento con un sistema que perciben como desequilibrado y perjudicial para el futuro del campo español. El mensaje es claro: es imperativo un replanteamiento de las políticas agrícolas y comerciales para asegurar la viabilidad y sostenibilidad del sector agrario en España.