En una decisión que marca un momento significativo en la intersección del deporte, la política y los derechos de la comunidad transgénero, Ohio ha decidido sumarse a la lista de más de veinte estados que restringen la participación de mujeres y niñas transgénero en competiciones deportivas femeninas. Esta medida ha sido aprobada tras una votación en el Senado del estado, dominado por la mayoría republicana, que decidió anular el veto previo del gobernador republicano Mike DeWine. La ley, que prohíbe a las atletas transgénero competir en deportes femeninos desde el nivel escolar (K-12) hasta el universitario, está prevista para entrar en vigor en aproximadamente noventa días.

La decisión se tomó en la cámara alta con 24 votos a favor y 8 en contra, reflejando en su mayoría una división partidista, aunque con la notable excepción del senador Nathan Manning, republicano del condado de Cuyahoga, quien ha mostrado en varias ocasiones posturas divergentes de las de su partido en este tema. La Cámara de Representantes de Ohio, también con mayoría republicana, había votado anteriormente este mes para anular el veto del gobernador.

Esta ley de Ohio se suma a una tendencia creciente en Estados Unidos, donde al menos veinte estados han implementado legislaciones que prohíben la participación de atletas transgénero en deportes escolares y universitarios. Sin embargo, esta situación podría enfrentar cambios a nivel federal. Una propuesta de la administración Biden busca prohibir este tipo de restricciones a nivel nacional, argumentando que las prohibiciones generales violarían el Título IX, una ley fundamental de 1972 que busca garantizar la equidad de género en la educación y el deporte. Esta propuesta, aún en proceso y sujetas a numerosos retrasos y críticas, está en la mira de diversos sectores de la sociedad.

La nueva legislación de Ohio no solo afecta el ámbito deportivo sino que también incide en las políticas de salud y bienestar de los menores transgénero. La ley prohíbe los procedimientos de cirugía de afirmación de género y las terapias hormonales para menores, así como restringe el acceso a servicios de salud mental para esta población. Aunque permite que los menores transgénero continúen con tratamientos ya iniciados, impide la adopción de nuevas formas de tratamiento.

Esta postura del estado ha generado tensiones y controversias. Mike DeWine, gobernador de Ohio, vetó inicialmente la legislación, argumentando la protección de las familias y su derecho a tomar decisiones médicas sin la intrusión gubernamental. Sin embargo, recientemente firmó una orden ejecutiva que prohíbe las cirugías de afirmación de género para menores de edad, una decisión que ha sorprendido y generado críticas, especialmente porque los profesionales médicos sostienen que tales procedimientos no se practican comúnmente en el estado. Esta acción, junto con la propuesta de nuevas regulaciones administrativas que afectarían tanto a niños como a adultos transgénero, ha suscitado un fuerte rechazo entre demócratas y defensores de los derechos LGBTQ+, quienes esperaban una postura diferente del gobernador tras su veto inicial.

Estos acontecimientos, reflejados tanto en el ámbito deportivo como en el de la salud y bienestar de la comunidad transgénero, demuestran la complejidad y la carga emocional de los debates actuales, situando a Ohio en el centro de una discusión nacional que busca equilibrar los derechos individuales, las políticas públicas y los valores sociales en un contexto de continua evolución y cambio.