El 11 de febrero, marcado como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se convierte en el escenario perfecto para destacar historias inspiradoras de jóvenes que, con su pasión y dedicación, contribuyen al avance científico y tecnológico. Entre ellas, Andrea Quintero y Danna Hernández, estudiantes de la Institución Educativa Soledad Román de Núñez, se destacan por su participación en un semillero de robótica que ha sido un verdadero motor de cambio y aprendizaje.

La robótica y la ciencia no solo representan campos de estudio para Andrea y Danna; son, más bien, ventanas a un mundo de posibilidades infinitas que despiertan su curiosidad y les permiten enfrentarse a los desafíos con creatividad y determinación. A través de su trabajo en el semillero de robótica, han desarrollado proyectos innovadores que no solo buscan resolver problemas concretos sino también abrir caminos hacia un futuro más inclusivo y equitativo.

Uno de los proyectos más destacados en el que han trabajado es un sistema de control y automatización diseñado para ayudar a estudiantes con discapacidad auditiva. Este proyecto, que combina el uso de tarjetas microcontroladoras y programas informáticos, se ha convertido en una herramienta clave para facilitar el aprendizaje de nuevas tecnologías, robótica y pensamiento computacional entre esta población.

El enfoque inclusivo y humanitario de su trabajo resalta la importancia de considerar la diversidad y la inclusión en el campo científico y tecnológico. No solo se trata de avanzar en el conocimiento y en la aplicación de nuevas tecnologías sino también de asegurar que estos avances sean accesibles para todos, sin importar sus capacidades.

La labor de Andrea y Danna, así como de sus compañeros en el semillero, ha recibido reconocimiento a nivel internacional, lo cual subraya el impacto positivo que jóvenes investigadores pueden tener en sus comunidades y más allá. Su participación en eventos internacionales, como la MILSET Expo-Sciences International 2023 en Puebla, México, no solo representa una oportunidad para compartir sus hallazgos y aprender de otros, sino también para servir de inspiración a otras niñas y mujeres que sueñan con hacer contribuciones significativas en el campo de la ciencia y la tecnología.

La historia de Andrea y Danna es un testimonio poderoso de cómo la pasión por la ciencia y la tecnología puede transformar vidas y comunidades. Al desafiar las expectativas y superar los obstáculos, estas jóvenes demuestran que el futuro de la ciencia y la tecnología también es femenino. Su dedicación no solo aporta soluciones innovadoras a problemas reales sino que también allana el camino para futuras generaciones de mujeres en la ciencia, mostrando que, con determinación y apoyo, es posible romper barreras y hacer realidad los sueños más grandes.

En un mundo que avanza rápidamente hacia la digitalización y la automatización, historias como la de Andrea y Danna resaltan la importancia de fomentar una educación científica y tecnológica inclusiva y accesible. Al celebrar sus logros, reafirmamos nuestro compromiso con la creación de un futuro en el que todos, sin importar género o capacidad, tengan la oportunidad de contribuir al avance científico y tecnológico. Su historia no solo inspira a otras niñas y jóvenes a perseguir sus pasiones en campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) sino que también nos recuerda el papel crucial que la educación y la inclusión juegan en la construcción de un mundo más justo y equitativo.