En 1994, se firmó en Oslo el "Acuerdo sobre el Establecimiento de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Violaciones a los Derechos Humanos y los Hechos de Violencia que han Causado Sufrimiento a la Población Guatemalteca". Este acuerdo marcó un punto de inflexión hacia el reconocimiento y la reparación de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el prolongado conflicto armado en Guatemala, que se extendió desde 1960 hasta 1996. El principal objetivo de este acuerdo fue establecer, de manera objetiva, equitativa e imparcial, las violaciones a los derechos humanos relacionadas con el conflicto, para así elaborar un informe detallado y establecer recomendaciones de reparación.

Presentado el 25 de febrero de 1999, el informe "Guatemala: Memoria del Silencio" cumple 25 años de haber sido hecho público. Este documento no buscó ser una verdad absoluta, sino más bien un instrumento para promover reformas sociales, institucionales y de otro tipo, con el fin de construir una sociedad democrática, tolerante y pacífica. El informe destaca cómo la exclusión estructural y el cierre de espacios para la participación política democrática, sumado a la negación de la justicia como medio para resolver diferencias, contribuyeron a un ambiente propicio para el surgimiento de la violencia y el conflicto armado.

En los últimos años, bajo los gobiernos de Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, se ha observado un preocupante retroceso en términos de participación social y pluralismo político. La utilización de la justicia como herramienta de represión contra el pensamiento opositor ha marcado un peligroso precedente, fomentando un clima de miedo y silencio. El informe señala cómo el sistema judicial, por su ineficacia, ya sea provocada o deliberada, falló en garantizar el cumplimiento de la ley, contribuyendo así al agravamiento de los conflictos sociales a lo largo de la historia de Guatemala.

La historia de conflicto armado y violencia en Guatemala, lejos de ser un tema del pasado, debe servir como lección para el presente y el futuro. Es crucial que se reconozcan y superen los errores históricos para evitar su repetición. Actualmente, el sistema de justicia guatemalteco enfrenta una de sus peores crisis, evidenciando la necesidad imperante de reformas que aseguren una justicia al servicio de la paz, y no del crimen, el miedo y la impunidad. Este momento crítico también afecta a instituciones como la Universidad de San Carlos y el Colegio de Abogados, resaltando la importancia de comprender el pasado para rechazar cualquier intento de subvertir la justicia.

El informe "Guatemala: Memoria del Silencio", a 25 años de su publicación, sigue siendo un recordatorio vital de la importancia de enfrentar y resolver las causas profundas de la violencia y la exclusión. La construcción de una sociedad democrática, tolerante y en paz es una tarea que requiere del compromiso de todos los sectores de la sociedad guatemalteca. Reconocer los errores del pasado y trabajar colectivamente hacia la reparación y la justicia es fundamental para garantizar que los horrores vividos no se repitan. La justicia para la paz no es solo un ideal, sino una necesidad urgente para el bienestar y el futuro de Guatemala.