El verano de 2024 ha traído consigo una dinámica interesante en el turismo entre Argentina y Chile. Se estimaba que más de 60.000 personas cruzarían la frontera hacia las costas chilenas, manteniendo la tendencia histórica de preferencia por estos destinos. Sin embargo, este año ha revelado ciertos cambios en los patrones de consumo y elección de destinos por parte de los turistas argentinos.

A pesar de la crisis económica y la pérdida de poder adquisitivo en Argentina, impulsada en parte por medidas de shock del presidente Javier Milei, que resultaron en una inflación del 25% en diciembre, las familias argentinas, especialmente de Mendoza, han optado por visitar destinos chilenos como Viña del Mar, Reñaca y Valparaíso. Estos turistas, en un intento por economizar, han recurrido a prácticas como cargar combustible en su país y llevar alimentos para consumir durante su estadía, además de aprovechar la diferencia de precios para adquirir productos de tecnología e indumentaria.

Ricardo, un turista argentino, ilustra esta tendencia. Optó por viajar a Chile con su familia para acortar distancias y reducir gastos, eligiendo Viña del Mar sobre destinos más lejanos como Mar del Plata. El sector turístico chileno, consciente de la caída del poder adquisitivo de sus visitantes argentinos, mantiene expectativas moderadas. A pesar de que el combustible en Chile es más costoso, muchos turistas como Ricardo buscan compensar este gasto a través de alternativas económicas como preparar alimentos en el alojamiento, usar transporte público y caminar.

En Chile, las expectativas eran altas respecto a la afluencia de turistas argentinos, pero la realidad ha sido diferente. La prensa chilena ha informado que, aunque hay una presencia notable de turistas argentinos, no es comparable a años anteriores. La estadía promedio se ha reducido a una semana o incluso menos. La ocupación hotelera en regiones como Coquimbo ha alcanzado entre un 60% y 75%, incluyendo turistas chilenos. A pesar de esto, para los mendocinos, sigue siendo atractivo renovar indumentaria y calzado en Chile.

La crisis económica en Argentina y las recientes medidas gubernamentales han tenido un impacto directo en el turismo. La Subsecretaría del Turismo de Chile ha reportado una caída interanual del 4,9% en la cantidad de visitantes argentinos a octubre de 2023. Esta situación refleja cómo las circunstancias económicas y políticas de un país pueden influir significativamente en

 los patrones de turismo transfronterizo.

La situación actual contrasta con los tiempos dorados de intercambio turístico, cuando los argentinos cruzaban la frontera en masa, con autos cargados de productos electrónicos y otras mercancías. Ahora, con la inflación elevada y el poder adquisitivo disminuido, los viajeros argentinos se han vuelto más "gasoleros", una expresión que se refiere a ser más económico y prudente en los gastos.

Entre los factores que motivan a los argentinos a elegir Chile sobre otros destinos, destacan la cercanía geográfica, las similitudes en los costos de alojamiento y la posibilidad de acceder a bienes que no están disponibles o son más costosos en Argentina. Estas consideraciones revelan cómo los turistas adaptan sus decisiones de viaje a las circunstancias económicas y personales.

Las tendencias actuales en el turismo transandino tienen implicaciones importantes para la industria turística en ambos países. En Chile, la esperanza de una recuperación robusta del turismo argentino se ha moderado, mientras que en Argentina, el turismo interno podría verse fortalecido como alternativa más económica para los viajeros. 

Además, este cambio en los patrones de turismo podría influir en las estrategias de marketing y promoción turística, así como en la adaptación de servicios para atender a un mercado más consciente del gasto.

El verano de 2024 ofrece una perspectiva única sobre el turismo transfronterizo entre Argentina y Chile. A pesar de la tradición de visitar las costas chilenas, los argentinos han tenido que ajustar sus hábitos de viaje en respuesta a la situación económica de su país. Este fenómeno no solo refleja las realidades económicas de Argentina, sino también cómo estas realidades se entrelazan con las decisiones de ocio y turismo. Aunque las expectativas eran altas, la realidad ha demostrado ser más compleja, ofreciendo lecciones valiosas tanto para los viajeros como para la industria turística.