En el apasionante mundo del rugby 7, la selección española masculina ha dejado una huella imborrable en el torneo de Perth, Australia, correspondiente a las Series Mundiales. Este emocionante evento deportivo, lleno de adrenalina y acción, puso a prueba la destreza, la resistencia y el espíritu de equipo de los participantes. A pesar de no haber alcanzado las semifinales, el equipo español demostró una habilidad y una tenacidad encomiables en un encuentro que mantuvo a los aficionados al borde de sus asientos.

El camino de España hacia los cuartos de final estuvo marcado por un impresionante triunfo sobre Canadá, con un marcador de 33-12. Esta victoria fue el resultado de una estrategia paciente con el balón ovalado, que desgastó efectivamente a la defensa canadiense. Enrique Bolinches y Tobías Sainz-Trápaga brillaron en los ataques, contribuyendo significativamente al éxito del equipo. Antón Legorburu, con su asombrosa aceleración, y las contribuciones de Eduardo López y Jaime Manteca en la segunda mitad, consolidaron la ventaja española.

España se enfrentó a un formidable oponente en cuartos de final: Argentina, líder de las Series Mundiales. Este encuentro fue un verdadero espectáculo de habilidad y táctica. Eduardo López abrió el marcador para España, pero el equipo argentino, liderado por los talentosos Marcos Moneta y Rodrigo Isgró, demostró por qué son considerados entre los mejores jugadores del mundo. A pesar de un ensayo de Josep Serres que aumentó las esperanzas españolas, Argentina mantuvo su liderazgo en el marcador.

Marcos Moneta, el "meteorito" argentino, fue una figura clave en el partido, marcando un impresionante triplete. España, mermada por las lesiones de Alejandro Laforga y Enrique Bolinches, luchó valientemente, pero finalmente cedió la posesión y el control del juego a Argentina. Santiago Mare también dejó su huella en el marcador para el equipo argentino.

A pesar de la derrota final de 17-28, el equipo español mostró un espíritu de lucha y una calidad de juego que merece ser elogiado. Pol Pla, con un ensayo en los últimos momentos, cerró el partido de manera memorable. Aunque España no llegó a las semifinales, su actuación en Perth ha sido una demostración de tenacidad, habilidad y espíritu deportivo. Este torneo no solo fue un despliegue de talento deportivo, sino también una celebración del rugby y de los valores que este deporte representa.