En una reciente mesa redonda celebrada en Moscú, el embajador de la República de Cuba, Julio Antonio Garmendia Peña, presentó cifras alentadoras sobre el flujo turístico procedente de Rusia hacia la isla caribeña. Con un registro de 185 mil turistas rusos en 2023, Cuba se prepara para recibir al menos 250 mil visitantes de Rusia en 2024. Este incremento refleja no solo el creciente interés de los rusos por el destino cubano, sino también el potencial sin explotar de este mercado.

Garmendia destacó la sólida infraestructura hotelera de Cuba como un factor clave en este crecimiento. Con 82,5 mil camas repartidas en 478 hoteles, y un 75% de estas habitaciones en hoteles de 4 y 5 estrellas, Cuba demuestra su capacidad para alojar a un número creciente de turistas. La experiencia de un vuelo completamente ocupado por turistas rusos ilustra la popularidad del destino.

Un aspecto crucial mencionado por el embajador es la implementación del sistema de pago Mir en Cuba, facilitando las transacciones financieras para los visitantes rusos. Esta adaptación a las necesidades específicas del turista ruso es un ejemplo claro de cómo Cuba está optimizando su oferta turística para atraer a este mercado.

Además, Cuba busca atraer inversores rusos para el desarrollo del turismo en la isla, enfocándose específicamente en el mercado ruso. Esta estrategia apunta a fortalecer aún más los lazos entre ambos países y potenciar el sector turístico en Cuba.

La proyección de un aumento significativo en el número de turistas rusos para 2024 es una señal positiva para el turismo en Cuba. Con una infraestructura hotelera robusta, facilidades de pago adaptadas y una estrategia de inversión centrada en el mercado ruso, Cuba se posiciona como un destino atractivo y accesible para los viajeros rusos. Este crecimiento no solo beneficia al sector turístico de la isla, sino que también refuerza el vínculo cultural y económico entre Cuba y Rusia, abriendo puertas a futuras colaboraciones y desarrollos en otras áreas de interés mutuo.

Cuba está en una posición favorable para experimentar un auge en el turismo ruso, aprovechando su infraestructura, adaptándose a las necesidades del mercado y buscando inversiones estratégicas. Este enfoque integral promete no solo un incremento en el flujo turístico, sino también un fortalecimiento de las relaciones Cuba-Rusia en el ámbito turístico y más allá.