En Colombia, un tema que debería estar en el centro de nuestras conversaciones, pero que a menudo pasa desapercibido, es la creciente prevalencia de la depresión. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un sorprendente 4.7% de la población colombiana sufre de esta condición, lo que representa aproximadamente 2.4 millones de ciudadanos. Este dato es particularmente alarmante, ya que supera el promedio mundial, destacando una crisis de salud mental que requiere atención urgente.

La situación en Colombia es preocupante. El Observatorio Nacional de Salud revela que solo el 20% de las personas diagnosticadas con trastorno de depresión mayor reciben atención especializada. Además, apenas uno de cada diez colombianos con depresión sigue el tratamiento adecuado. Estas cifras subrayan no solo la magnitud del problema, sino también la brecha en el acceso a tratamientos efectivos.

A nivel mundial, más de 300 millones de personas sufren de depresión, y este trastorno se ha convertido en la segunda causa principal de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años. En Colombia, la pandemia de COVID-19 ha exacerbado este problema. La OMS estima que las atenciones por enfermedades mentales aumentaron en un 34.5% en los últimos tres años, lo que subraya cómo eventos globales pueden influir profundamente en la salud mental de una nación.

La doctora Angie Herrera, psicóloga clínica de la Clínica del Occidente, señala que la ansiedad y la depresión han impactado a la población desde el año 2000, pero la pandemia ha generado un aumento significativo en estos trastornos. Resalta que solo el 25% de los colombianos con depresión tienen la opción de acceder a tratamientos para la salud mental, lo que pone de manifiesto un gran desafío para las instituciones de salud.

Es crucial diferenciar entre la tristeza, una emoción normal y temporal, y la depresión, un trastorno que conlleva cambios en el estado de ánimo y síntomas duraderos como excesiva tristeza, desesperanza, desinterés, y cambios en el sueño y el apetito. Esta distinción es vital para comprender y abordar adecuadamente la depresión.

Para la doctora Herrera, lo más importante es ofrecer a las personas con depresión un espacio de escucha activa y evitar juzgar sus emociones. Entender que necesitan ayuda y fomentar su participación en actividades de su agrado es fundamental para su recuperación.

Este panorama en Colombia es un llamado a la acción. Es imperativo mejorar el acceso a tratamientos especializados y promover una mayor conciencia sobre la salud mental. La depresión no es solo un problema individual; es un desafío colectivo que requiere una

respuesta coordinada y compasiva de toda la sociedad. Es hora de que las conversaciones sobre salud mental se vuelvan más frecuentes y abiertas, rompiendo el estigma y permitiendo que aquellos que sufren encuentren el apoyo que necesitan.

La educación juega un papel crucial en la lucha contra la depresión. La sociedad debe estar informada sobre los síntomas y las formas de ayuda disponibles. Las comunidades pueden ser espacios de soporte, donde las personas no solo se sientan seguras para hablar sobre sus luchas, sino también para buscar y recibir ayuda.

El gobierno y las instituciones de salud deben priorizar la salud mental como una cuestión de salud pública. Esto implica destinar más recursos para la atención de la salud mental, capacitar a profesionales de la salud y crear políticas que aseguren un acceso más amplio y equitativo a los servicios de salud mental.

Los medios de comunicación tienen una responsabilidad significativa en la manera en que se reportan y discuten temas de salud mental. Una cobertura cuidadosa y respetuosa puede ayudar a educar al público y a reducir el estigma asociado a la depresión y otras condiciones de salud mental.

Finalmente, es esencial fomentar una cultura de autocuidado y conciencia sobre la salud mental. Reconocer los signos de la depresión en uno mismo y en los demás, y buscar ayuda profesional sin demora, puede ser un paso vital hacia la recuperación.

A pesar de los desafíos, hay un camino hacia un futuro más esperanzador. Con la colaboración de todos los sectores de la sociedad, podemos construir un entorno más comprensivo y solidario para las personas que enfrentan la depresión. A medida que Colombia y el mundo continúan luchando contra esta crisis silenciosa, es nuestra responsabilidad colectiva actuar con compasión y comprensión, garantizando que nadie tenga que enfrentar la depresión solo.

Este artículo, al igual que todos los esfuerzos para abordar la depresión, es un paso hacia un entendimiento más profundo y una acción más efectiva. Recordemos que en la lucha contra la depresión, cada palabra de apoyo, cada acción informada, y cada política implementada puede marcar una diferencia significativa en la vida de alguien.