La iniciativa de Cepsa en La Rábida, Palos de la Frontera (Huelva), se perfila como un paso significativo hacia la descarbonización en España. Esta estrategia se centra en la producción de biocombustibles de segunda generación (2G), que prometen un transporte más limpio y sostenible, especialmente en el sector del transporte pesado y la aviación.

En el Parque Energético La Rábida, Cepsa ha establecido su mayor planta dedicada a la producción de biocombustibles 2G. Estos combustibles se obtienen de materias primas residuales como aceites usados de cocina, residuos agrícolas y ganaderos, y biomasa forestal. La ventaja clave de estos biocombustibles es su capacidad para reducir significativamente las emisiones de CO2 en comparación con los combustibles fósiles. Por ejemplo, el uso de aceites de cocina reciclados para la producción de biocombustibles es particularmente eficaz, ya que estos aceites son derivados de cultivos que previamente han absorbido CO2 de la atmósfera.

Cepsa planea incrementar su capacidad de producción de biocombustibles hasta alcanzar 2,5 millones de toneladas anuales para 2030, de las cuales 800.000 toneladas serán de combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés). El SAF es vital para descarbonizar el transporte aéreo, un sector que enfrenta grandes desafíos para su electrificación debido al peso de las baterías necesarias para los aviones. La utilización de SAF no requiere cambios en los motores de los aviones, ofreciendo una solución práctica y eficiente.

La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) ha lanzado un programa con el objetivo de alcanzar cero emisiones netas para 2050 mediante el uso de SAF. Este enfoque se reforzó en la Tercera Conferencia sobre la Aviación y los Combustibles Alternativos celebrada en Dubái. Además, la Unión Europea ha promovido la iniciativa ReFuelEU Aviation, que establece la inclusión progresiva de SAF en los combustibles para aviación, comenzando con un mínimo del 2% en 2025 y aumentando hasta el 70% en 2050.

España se está posicionando como un líder en el desarrollo y uso de SAF en Europa. Cepsa ya comercializa este combustible en cinco de los principales aeropuertos españoles, abarcando una significativa proporción del tráfico aéreo del país. La normativa ReFuelEU Aviation también juega un papel crucial en este avance, exigiendo a los proveedores de combustible para aviación integrar un porcentaje mínimo de SAF en sus productos.

La estrategia de Cepsa en La Rábida refleja un compromiso significativo con la sostenibilidad y la reducción de emisiones de CO2. La producción de biocombustibles de segunda generación, especialmente el SAF, no solo contribuye a la descarbonización del transporte, sino que también posiciona a España como un referente en la aviación sostenible a nivel europeo y global. Con estas iniciativas, se espera una reducción notable en la dependencia de combustibles fósiles y un avance significativo hacia el cumplimiento de los objetivos climáticos internacionales y europeos.