A lo largo de 2023, la economía mundial ha mostrado señales de una desaceleración paulatina, un fenómeno que no solo ha afectado a economías emergentes sino también a las más consolidadas. Este fenómeno ha sido especialmente notorio en países como Colombia, donde el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha sido sorprendentemente bajo, llegando apenas al 0,6% según datos revelados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Este crecimiento es el más bajo registrado en más de dos décadas, excluyendo el impacto de la pandemia de COVID-19 en 2020.

Entre los sectores más afectados se encuentran la construcción, que retrocedió un 4,2% anualmente, con una caída aún más pronunciada en subramas como carreteras y obras de ingeniería civil. La industria manufacturera también experimentó una variación negativa de 3,5%, destacando el sector de fabricación de productos textiles y cueros. El comercio, principal generador de empleo en el país, no se quedó atrás con un descenso del 2,8%. Estas cifras reflejan no solo la magnitud de la desaceleración, sino también la urgencia de adoptar medidas correctivas.

Ante este escenario, diversos actores económicos, incluyendo exministros, gremios de la producción y académicos, han propuesto medidas para revertir la tendencia. La urgencia de un plan que evite una recesión se ha hecho sentir con fuerza. Entre las sugerencias se encuentra la necesidad de que el Banco de la República acelere el recorte de tasas de interés para estimular la inversión y el consumo. Sin embargo, se reconoce que es necesario ir más allá, abogando por una mayor confianza en el país, eliminación de discursos polarizadores y respeto por las reglas del juego y la estabilidad jurídica.

Para impulsar la economía, es imperativo un trabajo conjunto entre el sector público y privado. Desde la Cámara Colombo Americana hasta el Consejo Gremial Nacional, se ha hecho un llamado a la acción para destrabar la economía. Propuestas como garantizar la ejecución de proyectos de vivienda e infraestructura, incentivar la inversión en exploración de petróleo y minería, y estimular el consumo de los hogares son vitales para reactivar el crecimiento económico.

Para enfrentar la desaceleración y sentar las bases para un crecimiento sostenible, es crucial mejorar la competitividad del país. Implementar un plan de choque que aborde las necesidades de los sectores más afectados y adoptar una política monetaria y fiscal que estimule la reactivación económica son pasos fundamentales hacia la recuperación. La ejecución efectiva de proyectos en sectores clave, junto con una política monetaria flexible, son esenciales para superar los desafíos actuales y fortalecer la economía a largo plazo.

La desaceleración económica de 2023 es un claro llamado a la acción para todos los sectores de la sociedad colombiana. Las propuestas y sugerencias de diversos actores económicos resaltan la importancia de un esfuerzo conjunto para revertir esta tendencia. La implementación de medidas efectivas y la colaboración entre el sector público y privado son cruciales para garantizar un futuro próspero y estable para la economía del país. La hora de actuar es ahora, con miras a un crecimiento sostenible y una mayor competitividad en el escenario global.