Navegar en automóvil por la ciudad de Guatemala y sus alrededores, incluyendo los municipios vecinos y algunas cabeceras departamentales y municipales, se ha convertido en una tarea hercúlea. La falta de planificación urbana y ordenamiento territorial ha generado un caos vehicular que afecta severamente tanto la economía como la calidad de vida de los residentes. La población, incluyendo trabajadores y estudiantes de todos los niveles educativos, se ve obligada a invertir un promedio de tres horas diarias en el tráfico. Este tiempo se pierde en largas filas de vehículos, a cualquier hora del día, sin la opción viable de un transporte público eficiente. El transporte existente es escaso y de calidad deficiente, y la opción de caminar se descarta a menudo debido a preocupaciones de seguridad.

Durante las últimas tres décadas, la administración de los recursos municipales en la Ciudad de Guatemala ha desmantelado gran parte de la infraestructura de transporte urbano. Este proceso ha dado paso a sistemas como el Transmetro, que a pesar de sus promesas, apenas alcanza a cubrir un pequeño porcentaje de las necesidades de transporte de la ciudad. Además, se ha observado un incremento en proyectos corruptos como el Trans-Urbano. El proyecto de un metro en la ciudad, que ha sido un tema recurrente en campañas políticas durante más de dos décadas, aún carece de estudios serios que confirmen su viabilidad y factibilidad. Esto es crucial para llevar a cabo licitaciones internacionales que aseguren una financiación adecuada, libre de favoritismos y relaciones políticas, y que finalmente materialicen un sistema de transporte comprobado por su eficiencia en múltiples ciudades a nivel mundial.

La respuesta tradicional a la congestión vehicular en la Ciudad de Guatemala ha sido la construcción de pasos a desnivel. Sin embargo, estos proyectos a menudo sirven más a los intereses de grupos de poder que a la resolución efectiva del problema del tráfico. La necesidad de la ciudad no radica en más infraestructura de este tipo, sino en un sistema de movilidad urbana eficiente y sostenible que fomente el crecimiento económico y la productividad en la ciudad y sus municipios aledaños.

Con la llegada al poder del presidente Arévalo, se ha despertado un renovado entusiasmo y esperanza entre los ciudadanos. Se espera que su gobierno priorice la implementación de un verdadero sistema de metro en la ciudad, siguiendo el ejemplo de proyectos exitosos en ciudades como Ciudad de Panamá, San José de Costa Rica y Bogotá. A pesar de que la ciudad lleva años de retraso en la adopción de medidas efectivas en este ámbito, es crucial comenzar lo antes posible con los estudios pertinentes para la realización de un metro en la Ciudad de Guatemala.

Este cambio no solo representa una mejora en la infraestructura de transporte, sino un paso esencial hacia la revitalización de la calidad de vida de los habitantes, ofreciendo una solución sostenible a los desafíos de movilidad que durante años han afectado a la ciudad. Es momento de mirar hacia el futuro con determinación, planificación y la convicción de que, aunque tarde, el cambio es posible y necesario para el bienestar de la sociedad guatemalteca.