El Akademik Lomonosov, la primera central nuclear flotante del mundo, anclado frente a la costa siberiana, marca el inicio de una nueva era en la tecnología nuclear: el uso de pequeños reactores modulares (SMR). Estos SMR, más pequeños y económicos que los reactores tradicionales, están emergiendo como la próxima gran esperanza para un renacimiento nuclear, especialmente en un momento en que la reducción de combustibles fósiles es crucial. En esta carrera, Estados Unidos, junto con Rusia y China, se encuentra en una intensa competencia para desarrollar y comercializar esta tecnología.

El gobierno de Biden y empresas estadounidenses están invirtiendo miles de millones en SMR, buscando no solo beneficios económicos sino también influencia mundial. Sin embargo, EE.UU. enfrenta el desafío de no haber logrado aún poner en funcionamiento un SMR en su territorio. A pesar de ello, el mercado global potencial de los SMR promete beneficios significativos, ofreciendo una opción más adaptable y escalable en comparación con las grandes centrales nucleares.

Mientras que China lidera en tecnología y construcción nuclear y Rusia domina la producción de combustible para SMR, Estados Unidos se esfuerza por alcanzarlos. Perder la carrera en energías renovables frente a China ha sido un incentivo adicional para EE.UU. en su búsqueda por liderar en el ámbito nuclear. Además, la creciente necesidad de descarbonización de los sistemas energéticos a nivel mundial, con un incremento en el uso de energías renovables como la eólica y solar, hace aún más urgente la innovación en el sector nuclear.

Los SMR podrían jugar un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Su capacidad para generar energía de manera más eficiente y en menor espacio los convierte en una opción viable para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. La Agencia Internacional de la Energía resalta la importancia de duplicar la capacidad nuclear para 2050 como parte de un plan realista para la descarbonización.

EE.UU. está tratando de vender la tecnología SMR a países que nunca han utilizado energía nuclear. Esto implica superar desafíos de percepción relacionados con la seguridad nuclear, especialmente tras desastres como Chernobyl y Fukushima. La AIE predice un renacimiento nuclear, y esto podría significar un mercado más receptivo para los SMR. Estados Unidos busca exportar esta tecnología, y los esfuerzos recientes sugieren un potencial cambio en la percepción global de la energía nuclear como una solución viable para el cambio climático.

A pesar de los desafíos, como el proyecto NuScale en Idaho, Estados Unidos continúa esforzándose por demostrar su capacidad en el sector nuclear. La diplomacia desempeña un papel clave en este proceso. Iniciativas como el compromiso liderado por EE.UU. en la COP28 y la inversión en programas internacionales de SMR reflejan esta ambición. La competencia con Rusia y China es intensa, especialmente en la exportación de tecnología nuclear y la producción de combustible.

El camino hacia el éxito en los SMR es complejo y enfrenta múltiples desafíos, incluyendo la viabilidad económica y la competencia global. El futuro de los SMR en la mezcla energética global es incierto, pero lo que está claro es que EE.UU. está decidido a desempeñar un papel importante en esta carrera tecnológica, viendo en los SMR no solo una solución energética, sino también una oportunidad para fortalecer su influencia y liderazgo global. La próxima década será crítica para determinar el papel de los SMR en la lucha contra el cambio climático y en la transformación del panorama energético mundial.