La política colombiana se enfrenta a un estancamiento debido a la reticencia de sus congresistas a promover el cambio necesario para el avance del país. Esta resistencia tiene su raíz en el apego al statu quo y en intereses personales o de grupo, lo cual contribuye a la imagen negativa del Congreso. La actitud de muchos miembros del Congreso, aferrados a patrones de politiquería y compromisos que solo benefician a unos pocos, pone en evidencia una desconexión con las necesidades nacionales. Esta desconexión es evidente en la indiferencia hacia problemas graves como la pobreza, la violencia y la corrupción, perpetuando así un ciclo de inmovilidad política que impide el progreso social y económico del país.

Los congresistas colombianos, muchos de los cuales parecen más comprometidos con mantener el status quo que con abordar los problemas reales del país, juegan un papel crucial en el estancamiento político. Su comportamiento, marcado por discursos excesivos y una falta de conexión con la realidad de las regiones que representan, refleja una falta de seriedad y compromiso con el bienestar nacional. La transformación de la política en un juego de clientelismo y la falta de una identidad ideológica firme evidencian una crisis de valores que socava la eficacia del trabajo legislativo, afectando directamente la vida de millones de colombianos.

La necesidad de una reforma política en Colombia es palpable. Para superar los desafíos sociales y económicos que enfrenta el país, es esencial que el Congreso adopte una postura más progresista y abierta al cambio. Los ciudadanos colombianos juegan un papel fundamental en este proceso, ya que son ellos quienes deben ejercer su derecho al voto de manera consciente y crítica, eligiendo representantes que verdaderamente se comprometan con el avance de la nación y el fortalecimiento de la democracia.

El futuro de Colombia depende en gran medida de la capacidad de sus ciudadanos y líderes políticos para trascender las prácticas políticas obsoletas y adoptar un enfoque más inclusivo y progresista. La elección de congresistas comprometidos con el cambio es crucial para asegurar un desarrollo equitativo y la consolidación de un Estado social de derecho que responda a las necesidades de todos sus habitantes. Esto no solo es una cuestión de justicia social sino también una necesidad para garantizar la sostenibilidad y el bienestar a largo plazo de la nación.

La resistencia del ELN a participar constructivamente en las negociaciones de paz destaca la importancia de la voluntad política para superar los obstáculos hacia una democracia funcional. La paz y la estabilidad son fundamentales para el progreso de cualquier nación, y Colombia no es la excepción. Es imperativo que tanto los líderes políticos como los grupos armados reconozcan la urgencia de trabajar juntos hacia un futuro más pacífico y próspero para todos los colombianos.