En el escenario global actual, la democracia enfrenta desafíos significativos, evidenciados por el informe anual de la Unidad de Inteligencia de The Economist, que evalúa el estado de la democracia en 167 países. Este análisis se centra en cinco indicadores cruciales: proceso electoral y pluralismo, participación política, libertades civiles, funcionamiento del gobierno y cultura política. A lo largo de este artículo, desglosaremos los hallazgos clave del informe, con especial atención en la situación de Argentina, y ampliaremos nuestra mirada hacia el panorama global y las implicaciones de estos cambios.

Según el informe, la democracia en Argentina experimentó un retroceso en 2023, descendiendo cuatro posiciones hasta el puesto 54 a nivel mundial, manteniéndose en el noveno lugar a nivel regional. Este deterioro se atribuye principalmente a una intensificación de la polarización socio-política, especialmente evidente durante las últimas elecciones presidenciales. La contienda entre Javier Milei de La Libertad Avanza y Sergio Massa del partido peronista Unión por la Patria, reflejó niveles sin precedentes de división, poniendo a prueba la estabilidad democrática del país. El informe señala que, a pesar de la victoria de Milei, su agenda de reformas enfrentará obstáculos significativos en un Congreso fragmentado, además de posibles desafíos judiciales y el riesgo de desencadenar disturbios sociales debido a medidas de austeridad.

A nivel mundial, 2023 marcó un año de retroceso para los estándares democráticos, alcanzando el índice global su nivel más bajo desde su creación en 2006, con una media de 5,23 sobre 10. Este declive se observó en casi todas las regiones, excepto en Europa Occidental, y se atribuye a factores como el recrudecimiento de conflictos violentos, medidas autoritarias, creciente antiinmigración, y una disminución en la confianza hacia los partidos y líderes políticos mayoritarios. América Latina y el Caribe, Oriente Medio y Norte de África, y el África Subsahariana fueron las regiones más afectadas.

A pesar del panorama generalmente sombrío, hay países como Uruguay y Costa Rica que se destacan como "democracias plenas", mostrando que es posible mantener estándares democráticos elevados en tiempos difíciles. Sin embargo, la situación en Centroamérica, particularmente con el gobierno cada vez más autoritario de Nayib Bukele en El Salvador, ilustra los desafíos persistentes para la democracia en la región.

El informe de The Economist sobre el estado de la democracia en 2023 ofrece una visión integral de los desafíos que enfrenta este sistema de gobierno a nivel mundial. Mientras países como Argentina luchan contra la polarización y las dificultades económicas, el deterioro global de la democracia resalta la necesidad de esfuerzos renovados para fortalecer las instituciones democráticas, promover la participación política y proteger las libertades civiles. En un mundo cada vez más interconectado, los desafíos a la democracia no son aislados, y los esfuerzos por preservarla deben ser igualmente globales.

Este análisis nos recuerda la importancia de mantener una perspectiva crítica y comprometida con los principios democráticos, reconociendo los desafíos actuales mientras nos esforzamos por un futuro más inclusivo y representativo. La democracia, con todas sus imperfecciones, sigue siendo un ideal hacia el cual aspirar, y su fortalecimiento es fundamental para el progreso social y político en todo el mundo.