En una atmósfera de solemnidad y respeto, Chile se congregó para ofrecer su último adiós a Sebastián Piñera, el expresidente cuya partida ha marcado el final de una era significativa en la política chilena. Durante tres días de duelo nacional, el país se ha unido en un homenaje que refleja no solo el impacto de Piñera en su nación sino también el espíritu de unidad que trasciende las divisiones políticas.

La jornada del viernes se destacó por un homenaje institucional en el antiguo Congreso Nacional, liderado por el actual presidente, Gabriel Boric, y contó con la presencia de figuras prominentes de los tres poderes del Estado. La instancia sirvió como un poderoso recordatorio de la democracia que Piñera siempre buscó ejemplificar. Eduardo Frei, otro expresidente, lo describió como "un demócrata ejemplar", reflejando el sentir general de los asistentes.

La participación de Boric y el reconocimiento a la familia Piñera durante los discursos subrayaron un momento de profundo respeto mutuo, trascendiendo las habituales barreras políticas. Este gesto ha sido ampliamente elogiado, evidenciando un Chile unido en el recuerdo y el honor a uno de sus líderes.

Miles de chilenos, superando el calor y largas esperas, pasaron por el Congreso para rendir tributo a Piñera, un acto que testimonia el profundo afecto y respeto que le profesan. El féretro fue trasladado a la Catedral de Santiago para una misa que contó con la asistencia de autoridades, expresidentes y ciudadanos, culminando con un homenaje póstumo en el palacio presidencial La Moneda.

La jornada concluyó con el sepelio en el Parque del Recuerdo, un momento íntimo que permitió a la nación cerrar un capítulo significativo de su historia reciente.

Sebastián Piñera, empresario y político, deja tras de sí un legado complejo. Su primer mandato (2010-2014) fue marcado por la reconstrucción post-terremoto y el rescate de los 33 mineros, eventos que quedaron grabados en la memoria colectiva. Sin embargo, su segundo período (2018-2022) enfrentó desafíos significativos, destacándose la gestión del estallido social y las críticas por las violaciones a los derechos humanos.

A pesar de los momentos difíciles, Chile reconoció su liderazgo durante la pandemia de COVID-19, destacándose por su estrategia de vacunación. Piñera representó una derecha más moderada, y su autocrítica sobre el período de la dictadura de Pinochet subraya un legado de reflexión y aprendizaje.

El adiós a Sebastián Piñera no es solo el cierre de un capítulo personal y político, sino también un momento de reflexión colectiva sobre los valores democráticos, la unidad y el futuro de Chile. Su despedida, marcada por el respeto transversal y la participación ciudadana, refleja la capacidad de la nación para sobreponerse a las diferencias en momentos clave, honrando así no solo la figura de un expresidente, sino el espíritu resiliente y democrático del pueblo chileno.

En momentos de despedida, Chile demuestra una vez más su fortaleza y su compromiso con los principios democráticos, recordando a Piñera como un líder que, con sus aciertos y desaciertos, formó parte integral de su historia reciente. Este último adiós al expresidente Sebastián Piñera se convierte así en un testimonio de unidad, respeto y esperanza hacia el futuro.