En los últimos cinco años, Cuba ha sido escenario de un alarmante número de incidentes relacionados con la violencia policial. Un reciente informe elaborado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) y el medio digital elTOQUE, con el respaldo de la Fundación Colectivo Más Voces, revela que al menos 95 personas han perdido la vida debido a la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad entre 2018 y 2023. Además, se registraron 287 ataques que, aunque no resultaron mortales, subrayan una preocupante tendencia hacia el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades.

La gravedad de la situación se profundiza al considerar que, de las 382 víctimas identificadas gracias a las denuncias de particulares, activistas y organizaciones como Cubalex, Justicia 11J, Archivo Cuba, Proyecto Inventario y Prisoners Defenders, 274 fueron atacadas por motivaciones políticas. Esto incluye tanto a reclusos dentro del sistema penitenciario como a participantes en protestas, destacando las de julio de 2021 contra las autoridades cubanas.

El informe detalla diversas formas de violencia policial, que van desde el abuso sexual, detenciones violentas o arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales hasta la negación de atención médica o negligencia que resulta en la muerte bajo custodia, uso indebido de armas de fuego y empleo excesivo de la fuerza. Estas acciones no solo representan una violación flagrante de los derechos humanos, sino que también evidencian un patrón de conducta por parte de las autoridades que busca suprimir cualquier forma de disidencia o crítica al gobierno.

Este contexto de violencia y represión en Cuba no es un fenómeno aislado. La historia reciente del país muestra una serie de esfuerzos por parte del gobierno para controlar la narrativa nacional y silenciar las voces disidentes. Las protestas de julio de 2021, por ejemplo, no solo fueron un grito contra la escasez y la crisis económica, sino también una demanda por libertad de expresión y derechos civiles.

Frente a este escenario, el informe del OCDH y elTOQUE es una llamada de atención sobre la urgencia de abordar y resolver estos graves problemas de violencia policial y represión en Cuba. La comunidad internacional, así como las organizaciones de derechos humanos, tienen un papel crucial en la denuncia de estas injusticias y en el apoyo a las víctimas y sus familias.

La violencia policial no solo destruye vidas y comunidades, sino que también erosiona la confianza en las instituciones del Estado y en el principio de justicia. Es fundamental que se tomen medidas para garantizar la rendición de cuentas de los responsables de estos actos de violencia y para implementar reformas que prevengan su repetición en el futuro.

el informe sobre la violencia policial en Cuba arroja luz sobre una realidad sombría que requiere atención inmediata. Mientras algunas víctimas son conocidas y reconocidas, muchas otras permanecen en la sombra, esperando justicia. Es esencial que se reconozca la magnitud de este problema y se trabaje colectivamente para asegurar un futuro en el que todos los ciudadanos puedan vivir libres de miedo y represión.