La relación entre Perú y Chile ha estado marcada por momentos de tensión y cooperación. Un punto clave en esta relación fue la Guerra del Pacífico (1879-1883), que culminó con la firma del Tratado de Lima en 1929, estableciendo la frontera terrestre definitiva entre ambos países. Sin embargo, la delimitación marítima permaneció sin resolver, generando un diferendo latente.

En la década de 1980, Perú propuso formalmente a Chile discutir la delimitación marítima, pero Chile consideró que no había tema pendiente al respecto. Esta discrepancia llevó al gobierno peruano, el 16 de enero de 2008, a presentar el caso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), designando al embajador Allan Wagner como su representante.

La disputa se centró en dos interpretaciones diferentes. Perú argumentó que la frontera marítima debía ser una línea equidistante, conforme a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Por otro lado, Chile defendió que la delimitación ya existía a lo largo del paralelo geográfico. Durante los alegatos orales, entre el 3 y el 14 de diciembre de 2012, Chile presentó como evidencia un mapa de la enciclopedia escolar Escuela Nueva, alegando que Perú había reconocido ese límite.

El 27 de enero de 2014, la CIJ emitió su fallo, estableciendo la ausencia de un límite marítimo previo y trazando una nueva línea que favoreció en gran medida la posición peruana. De los 38,000 kilómetros cuadrados en disputa, Perú obtuvo aproximadamente 21,000 kilómetros cuadrados, sumando casi 50,000 kilómetros cuadrados al incluir el llamado triángulo externo.

El entonces presidente peruano, Ollanta Humala, expresó su satisfacción por el fallo, considerándolo una victoria de la paz y del derecho internacional. En contraste, el presidente chileno de aquel entonces, Sebastián Piñera, lamentó la pérdida de derechos económicos sobre una zona marítima de aproximadamente 22,000 kilómetros cuadrados.

Allan Wagner, el agente peruano ante la CIJ, enfatizó que el fallo era de aplicación inmediata, creando derechos y obligaciones exigibles desde el momento de su lectura.

Pese a los temores iniciales de un deterioro en las relaciones bilaterales, Perú y Chile demostraron madurez política al implementar de forma coordinada lo establecido por el tribunal internacional en los meses siguientes. Este episodio resalta la capacidad de ambos países para resolver sus diferencias a través de mecanismos jurídicos internacionales, fortaleciendo así su relación bilateral y sentando un precedente en la resolución pacífica de disputas internacionales.

La resolución de este conflicto marítimo entre Perú y Chile demuestra la importancia y efectividad del derecho internacional y los tribunales internacionales en la mediación de disputas entre naciones. Este aniversario no solo recuerda un evento histórico, sino que también celebra el compromiso continuo de ambos países con la paz, la cooperación y el respeto mutuo.