Gustavo Eiffel, el renombrado arquitecto e ingeniero detrás de la icónica Torre Eiffel en París, no solo dejó su huella en Europa, sino que también en México. Más de un siglo atrás, este ingeniero francés extendió su visión y habilidad a diversos rincones del mundo, incluyendo México, donde varias de sus obras siguen en pie, marcando un legado inolvidable.

Uno de los ejemplos más significativos es el Palacio de Hierro en Orizaba, Veracruz. Este edificio es un verdadero tesoro arquitectónico, siendo el máximo exponente del Art Nouveau en México y el único palacio metálico en el mundo. Construido en 1892, esta obra fue encargada por el entonces alcalde Julio M. Vélez, quien buscaba demostrar la modernidad y el crecimiento económico de Orizaba. El costo de esta estructura fue de aproximadamente 80 mil pesos en oro, y su construcción requirió tres viajes transatlánticos de buques de vapor para transportar las piezas desde Europa. Originalmente sirvió como Palacio Municipal y estuvo en función por 97 años. Hoy, el Palacio de Hierro es un sitio de interés público, abierto a visitantes que deseen admirar esta joya arquitectónica.

En el corazón del centro histórico de Cuernavaca, en el Jardín Juárez, se encuentra otro testimonio del trabajo de Eiffel: un quiosco. Aunque de menor tamaño en comparación con otras obras, este quiosco no deja de ser especial. Fue diseñado por Gustavo Eiffel y traído desde Inglaterra en 1890, por orden del gobernador de aquel entonces, Jesús H. Preciado. Este quiosco representa un símbolo cultural y arquitectónico importante para la ciudad.

Otra obra destacada de Eiffel en México es el Puente de Fierro, localizado en Ecatepec. Este puente de hierro, con un peso de 90 toneladas y una altura de 15 metros, fue construido en 1870. Hoy, conocido como el Puente del Arte, se ha transformado en un centro cultural, ofreciendo un espacio para galerías, así como talleres y cursos artísticos. El acceso a este espacio es gratuito, brindando una oportunidad única de experimentar el legado de Eiffel en un contexto artístico y comunitario.

Finalmente, en el estado de Baja California, en el pueblo costero de Santa Rosalía, se encuentra la Iglesia de Santa Bárbara. Esta pequeña iglesia, según historiadores como Ramón Bastida, originalmente estaba destinada a ser trasladada a África por una compañía francesa. Sin embargo, terminó en México en 1896, llegando desmantelada en el velero San Juan y siendo inaugurada dos años después. Aunque hay cierto debate sobre su autoría, con algunos investigadores atribuyéndola al brasileño Babiano Buclos, la versión oficial reconoce a Gustavo Eiffel como el diseñador de esta iglesia.

el legado de Gustavo Eiffel en México es una fascinante fusión de historia, arte y arquitectura. Sus obras, dispersas en diferentes regiones del país, no solo hablan de la genialidad de este ingeniero, sino también de la rica historia cultural y el desarrollo arquitectónico de México durante ese periodo. Visitar estas obras es sumergirse en una página viva de la historia, donde el arte de la ingeniería y la estética se encuentran para contar una historia única.