En 2015, el sureste de Brasil fue testigo de un evento catastrófico que repercutió no solo a nivel nacional, sino también en el ámbito internacional. La ruptura de una presa de relaves en el municipio de Mariana desencadenó una serie de eventos desastrosos, culminando en un fallo judicial reciente que impone una considerable carga financiera a las empresas involucradas. Este artículo profundiza en los detalles de este suceso, examinando sus causas, consecuencias y las repercusiones legales actuales.

En 2015, una presa de relaves perteneciente a la empresa Samarco, una joint venture entre las gigantes mineras Vale y BHP, colapsó. Este desastre no fue un incidente menor; provocó una avalancha de lodo tóxico que resultó en la muerte de 19 personas y una devastación ambiental masiva. El río Doce, una arteria fluvial crucial en la región, fue severamente contaminado, afectando ecosistemas y comunidades a lo largo de su recorrido hasta el océano Atlántico.

Un fallo judicial reciente ha traído de nuevo este incidente a la luz pública. Un juez brasileño ha dictaminado que las mineras Vale, BHP y su empresa conjunta Samarco deben asumir una responsabilidad financiera significativa por el desastre. Se les ha ordenado pagar 47.600 millones de reales (equivalente a unos 9.670 millones de dólares) por los daños causados. Esta cifra no solo refleja la magnitud del desastre, sino también el reconocimiento de la responsabilidad corporativa en la gestión ambiental y la seguridad de sus operaciones.

Las empresas involucradas han tenido diversas reacciones ante este fallo. Vale y Samarco aún no han emitido comentarios públicos en respuesta a la decisión judicial. Por otro lado, BHP ha declarado que no ha sido informada oficialmente por el poder judicial sobre esta decisión. Mientras tanto, la fundación Renova, establecida por las empresas para gestionar parte de las reparaciones, ya había desembolsado 33.400 millones de reales hasta septiembre de 2023, lo que demuestra un compromiso parcial con la mitigación de los daños.

El desastre de Mariana es un recordatorio sombrío de las potenciales consecuencias de la negligencia corporativa y la importancia de la gestión ambiental responsable. La decisión del juez brasileño no solo busca compensar a las víctimas y restaurar el daño ambiental causado, sino que también envía un mensaje claro sobre la responsabilidad corporativa en desastres de esta magnitud. A medida que el mundo avanza hacia una mayor conciencia ecológica y responsabilidad social, este caso resalta la necesidad de que las empresas operen con el máximo cuidado y consideración por el medio ambiente y las comunidades en las que operan. El desenlace final de este caso, aún por definirse, será seguido con gran interés tanto en Brasil como en la comunidad internacional, estableciendo un precedente importante en la lucha por la justicia ambiental y la responsabilidad corporativa.