En un giro emocionante de eventos que marcó el último día del Preolímpico sudamericano, Argentina se aseguró un lugar en el fútbol de París-2024, dejando a Brasil, el bicampeón olímpico, fuera de la competición. Un memorable gol de cabeza de Luciano Gondou, en el minuto 78, decidió la victoria de Argentina sobre Brasil por 1-0. Este triunfo no solo significó la clasificación de Argentina sino también la eliminación de Brasil, que había subido a lo más alto del podio en las ediciones de Rio-2016 y Tokio-2020.

Gondou, delantero de Argentinos Juniors, se ha convertido en una figura clave para el equipo dirigido por Javier Mascherano, marcando su cuarta anotación en el torneo Sub-23. Este gol vino gracias a un centro impecable de Valentín Barco, consolidando a Argentina en la cima del cuadrangular final. Con cinco puntos, Argentina lidera, seguida de cerca por Paraguay, Brasil, y Venezuela, en un torneo que ha estado lleno de emociones y sorpresas.

La victoria no solo es un testimonio del talento emergente en el fútbol argentino sino también marca un hito para Mascherano como entrenador, quien destacó el rendimiento sobresaliente de su equipo a lo largo del campeonato. A pesar de enfrentar críticas, el equipo demostró superioridad en sus partidos, según Mascherano, quien también expresó su esperanza de contar con Lionel Messi entre los refuerzos para los Juegos Olímpicos.

El enfrentamiento entre Argentina y Brasil fue una muestra de táctica y estrategia, donde ambos equipos jugaron con cautela, sabiendo lo que estaba en juego. Argentina tomó la iniciativa, controlando el balón y dictando el ritmo del juego, mientras que Brasil, bajo la dirección de Ramon Menezes, optó por una estrategia de contragolpe, buscando explotar la velocidad de sus jugadores por las bandas.

A pesar de contar con talentos como Thiago Almada, quien casi abre el marcador con un tiro libre que impactó en el poste, Argentina enfrentó dificultades para penetrar la defensa brasileña. Por otro lado, Brasil se mantuvo firme en su enfoque táctico, aunque no logró capitalizar las pocas oportunidades que tuvo, manteniendo el suspenso hasta el segundo tiempo.

El gol de Gondou no solo fue crucial para la victoria de Argentina sino que también cambió el curso del juego, obligando a Brasil a abrirse más en busca del empate. Esta situación generó espacios que Argentina supo aprovechar, aunque sin lograr aumentar su ventaja. La introducción de John Kennedy y Gabriel Pec por parte de Brasil buscaba inclinar la balanza, pero la falta de precisión en el momento clave dejó a Brasil sin la oportunidad de revertir el resultado.

La eliminación de Brasil es un golpe duro, especialmente considerando sus triunfos anteriores y la alta expectativa puesta en el equipo. Menezes expresó su frustración y la dificultad de enfrentar la eliminación, subrayando el impacto emocional de este resultado tanto para él como para su equipo.

Con la clasificación asegurada, Argentina ahora se prepara para buscar su tercer título olímpico en el fútbol masculino, después de las victorias en Atenas-2004 y Pekín-2008. El equipo, rejuvenecido y lleno de talento, tiene ante sí el desafío de representar a su país en uno de los escenarios deportivos más prestigiosos del mundo.

Este triunfo sobre Brasil no solo reafirma la rica tradición futbolística de Argentina sino que también pone de manifiesto la capacidad de sus jóvenes talentos y la visión estratégica de Mascherano. Con la posible inclusión de figuras como Messi, Argentina se perfila como un fuerte contendiente para los próximos Juegos Olímpicos, prometiendo emociones y, posiblemente, un nuevo capítulo de éxito en su historia futbolística.