En la vibrante economía de Ecuador, una realidad palpable y creciente se cierne sobre el mercado laboral: el empleo informal. Este fenómeno no solo plantea un desafío para la economía sino que también dibuja un panorama de incertidumbre para millones de trabajadores. Según las últimas cifras, unos 4.6 millones de ecuatorianos se desempeñan en actividades laborales que no están reguladas por las normativas legales. En este universo laboral, apenas un 2.6% están afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), revelando una falta de protección y garantías básicas.

La esencia de este problema radica en la ausencia de contratos formales. Los trabajadores se encuentran privados de derechos fundamentales: un salario digno, vacaciones remuneradas y compensaciones en caso de despido injustificado, por mencionar algunos. Además, este escenario se complica aún más para aquellos que, como trabajadores independientes o autónomos, no están registrados ante el Registro Único de Contribuyentes (RUC), eludiendo así sus obligaciones tributarias.

La distribución del empleo informal muestra también una disparidad de género y regional: 2.7 millones son hombres frente a 1.9 millones de mujeres; y mientras en las zonas rurales el 79% de los empleos son informales, en las urbanas la cifra alcanza el 43%. Sectores como la agricultura, minería y construcción son los más afectados por esta situación. La crisis sanitaria global, iniciada en 2020, exacerbó esta realidad, incrementando la cifra de empleo informal más allá del 50%, tendencia que, preocupantemente, sigue en aumento.

En otro contexto, Madrid se erige como el epicentro del turismo global, gracias al reconocimiento obtenido en el marco de la Feria Internacional de Turismo (Fitur). Este evento, que congrega a profesionales y aficionados del sector, pone a la capital española en el foco de la industria turística mundial. Fitur no solo es un escaparate para los destinos más atractivos del planeta, sino también un hervidero de ideas, proyectos y estrategias destinadas a redefinir la experiencia de viajar.

Finalmente, en el terreno del desarrollo socioeconómico, la cultura y la tradición emergen como pilares fundamentales. Un ejemplo palpable de esta sinergia se observa en la iniciativa liderada por la ONG OIKOS Cooperãçao e Desenvolvimento, el Gobierno Municipal de Cienfuegos y la Universidad Carlos Rafael Rodríguez. El proyecto “Trazos Libre”, con el apoyo de la Unión Europea y el Instituto Camões de Portugal, busca explorar y maximizar la contribución de la cultura y tradición locales al desarrollo socioeconómico de las comunidades en Cuba. A través de esta iniciativa, se invita a proveedores a participar en el proceso de licitación, marcando un hito en la colaboración entre entidades locales, organizaciones internacionales y la comunidad para forjar un futuro próspero y culturalmente rico.

Estos temas, aunque diversos en su naturaleza, reflejan la complejidad y la riqueza del tejido social y económico en el que estamos inmersos. Cada uno, a su manera, nos invita a reflexionar sobre los desafíos y las oportunidades que nos depara el futuro.